Lo cercano y el afuera

«…pero el etnólogo es contemporáneo de la enunciación y del enunciador. Las palabras del informante valen tanto para el presente como para el pasado. El antropológo que tiene y que debe tener intereses históricos no es, sin embargo, stricto sensu, un historiador. Esta observación sólo apunta a precisar los procedimientos y los objetos… Esto en cuanto al «ahora». Vayamos entonces al «aquí». Por cierto que el aquí europeo, occidental, adquiere todo asu sentido con respecto a un afuera lajano, antes «colonial», hoy «subdesarrollado», que han privilegiado las antropologías  británica y francesa. Pero la oposición del aquí y del afuera (una manera de gran reparto- Europa/resto del mundo-…) … no puede servir como punto de partida para la oposición de las dos antropologías más que presumiendo lo que está precisamente en cuestión: que se trata de dos antropologías distintas.» pag.17

«La pregunta que se plantea en primer lugar a propósito de la contemporaneidad cercana no consiste en saber si y cómo se puede hacer una investigación en un conglomerado urbano, en una empresa o en un club de vacaciones (bien o mal se logrará hacerlo) sino en saber si hay aspectos de la vida social contemporánea que puedan depender hoy de una investigación antropológica, de la misma manera que las custiones del parentesco, de la alianza, del don y del intercambio, etc., se impusieron en primer término a la atención (como objetos empíricos) y luego a la reflexión (como objetos intelectuales) de los antropológos del afuera.» pag. 23

«¿Acaso hoy en los lugares superpoblados no era donde se cruzaban, ignorándose,  miles de itinerarios individuales en los que subsistía algo del incierto encanto de los solares, de los terrenos baldíos y de las obras en construcción, de los andenes y de las salas de espera donde los pasos se pierden, el encanto de todos los lugares de la casualidad y del encuentro en donde se puede experimentar furtivamente la posibilidad sostenida de la aventura, el sentimiento de que no queda más que «ver venir»?» pag. 10-11

Un punto fundamental del capítulo es la discusión sobre la base teórica de las ciencias sociales, historia,antropología y etnología;su origen y el cambio de condiciones en Occidente, es decir, su origen en la Europa colonialista que hace ver el «nosotros»/»aquí» vs los «otros»/ «afuera» pasando al concepto de «subdesarrollo» en sustitución de «colonia», y los esfuerzos por realizar una etnología centrada en Europa que  enfrentando el cambio de paradigma con la globalización se pregunta sobre la capacidad de simbolización de las nuevas sociedades europeas o la la incapacidad de sus etnológos para hacer una lectura de ello.


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El lugar antropológico

“…a partir del momento en que el dispositivo espacial es a la vez lo que expresa la identidad del grupo (los orígenes del grupo son a menudo diversos, pero es la identidad del lugar la que lo funda, lo reúne y lo une) y es lo que el grupo debe defender contra las amenazas externas e internas para que el lenguaje de la identidad conserve su sentido.” pag.51

“Reservaremos el término «lugar antropológico» para esta construcción concreta y simbólica del espacio que no podría por sí sola dar cuenta de las vicisitudes y de las contradicciones de la vida social pero a la cual se refieren todos aquellos a quienes ella les asigna un lugar, por modesto o humilde que sea. Justamente porque toda antropología es antropología de la antropología de los otros, en otros términos, que el lugar, el lugar antropológico, es al mismo tiempo principio de sentido para aquellos que lo habitan y principio de inteligibilidad para aquel que lo observa.” pag.58

“Sí nos detenemos un instante en la definición de lugar antropológico, comprobaremos que es ante todo algo geométrico…se podría hablar, por una parte, de itinerarios, de ejes o de caminos que conducen de un lugar a otro y han sido trazados por los hombres; por otra parte, de encrucijadas y de lugares donde los hombres se cruzan, se encuentran y se reúnen, que fueron diseñados a veces con enormes proporciones para satisfacer, especialmente en los mercados, las necesidades del intercambio económico y, por fin, centros más o menos monumentales, sean religiosos o políticos, construidos por ciertos hombres y que definen a su vez un espacio y fronteras mas allá de las cuales otros hombres se definen como otros con respecto a otros centros y otros espacios.”pag.62

En este capitulo el autor centra su discurso en establecer una relación sólida entre la identidad y el territorio, para tratar de definir el termino  “lugar antropológico”, realiza un planteamiento critico de la visión del etnólogo al realizar estudios sobre las relaciones espaciales y sociales de sociedades en donde a veces priva mas el “deseo” que la observación objetiva, dejando en muchos casos una visión reduccionista de estas relaciones.

Partiendo de  los tres ejes fundamentales del concepto “lugar antropológico” itinerarios, encrucijadas y centros pasa a realizar un estudio de la ciudad de Paris, dejando ver donde se cruzan y crean estos ejes.

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De los lugares a los no lugares

“Si un lugar puede definirse como lugar de identidad, relacional e histórico, un espacio que no puede definirse ni como espacio de identidad ni como relacional ni como histórico, definirá un no lugar. La hipótesis aquí defendida es que la sobremodernidad es productora de no lugares, es decir, de espacios que no son en sí lugares antropológicos”. pag.83

“Y, si se llama «espacio» la práctica de los lugares que define específicamente el viaje, es necesario agregar también que hay espacios donde el individuo se siente como espectador sin que la naturaleza del espectáculo le importe verdaderamente. Como si la posición de espectador constituyese lo esencial del espectáculo, como sí, en definitiva, el espectador en posición de espectador fuese para sí mismo su propio espectáculo. El espacio del viajero sería, así, el arquetipo del no lugar.”pag.91

“por «no lugar» designamos dos realidades complementarias pero distintas: los espacios constituidos con relación a ciertos fines (transporte, comercio, ocio), y la relación que los individuos mantienen con esos espacios. Si las dos relaciones se superponen bastante ampliamente, en todo caso, oficialmente (los individuos viajan, compran, descansan), no se confunden por eso pues los no lugares mediatizan todo un conjunto de relaciones consigo mismo y con los otros que no apuntan sino indirectamente a sus fines: como los lugares antropológicos crean lo social orgánico, los no lugares crean la contractualidad solitaria”.pag.98

“el pasajero sólo adquiere su derecho al anonimato después de haber aportado la prueba de su identidad, refrendado el contrato de alguna manera. Cuando el cliente del supermercado paga con cheque o con tarjeta de crédito, también manifiesta su identidad, lo mismo que el usuario de la autopista. En cierto modo, el usuario del no lugar siempre está obligado a probar su inocencia. El control a priori o a posteriori de la identidad y del contrato coloca el espacio del consumo contemporáneo bajo el signo del no lugar: sólo se accede a él en estado de inocencia. Las palabras casi ya no cuentan. No hay individualización (derecho al anonimato) sin control de la identidad. Naturalmente, los criterios de la inocencia son los criterios convenidos y oficiales de la identidad individual (los que figuran en las tarjetas y están registrados en misteriosos ficheros)”. pag. 105-106

“En la realidad concreta del mundo de hoy, los lugares y los espacios, los lugares y los no lugares se entrelazan, se interpenetran. La posibilidad del no lugar no está nunca ausente de cualquier lugar que sea. El retorno al lugar es el recurso de aquel que frecuenta los no lugares (y que sueña, por ejemplo, con una residencia secundaria arraigada en las profundidades del terruño). Lugares y no lugares se oponen (o se atraen) como las palabras y los conceptos que permiten describirlas.” pag. 110

“el pasillo de un tren de madrugada”

Y sin embargo, Joaquin Sabina

Describiendo la ambigüedad del  concepto de espacio, debido a su  carácter  abstracto;  y relacionándolo al termino de lugar,  nos  presenta e introduce al término de  no lugar;  como una realidad ligada a lo temporal y al tránsito. Una realidad  constantemente presente en el día a día del hombre contemporáneo, y  justificada por otras que le contienen y que a su vez necesitan de  su existencia para generar un sistema de relaciones en el que el individuo “adquiere su derecho al anonimato después de haber aportado la prueba de su identidad”.

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